Se puede reorientar el dinamismo del cambio hacia una Nueva Civilización del Amor.
Por: Rvdo. Padre Pablo García Beck
Se persuade a la masa a confiar en las instituciones, en el estado, o en sus mandos, pero la sostenibilidad de nuestra civilización, que actualmente parece tan presuntuosa, es vivamente volátil; basta una serie coordinada de contratiempos para llevarla al desplome, de tal forma que no quede piedra sobre piedra.
Un virus puede desmantelar en instantes lo que se ha tardado dos milenios en construir, haciendo visible la levedad occidental. La masonería lo sabe. Y mueve los hilos del mundo que propician desestabilizarlo, para erigir una nueva normalidad, que pilote el devenir de la sociedad hacia la plúmbea niebla del Señor Oscuro.
Por eso, calar los signos de los tiempos significa entender la urgencia de la penitencia, el sacrificio y la oración, para crecer en la fe, esperanza y caridad. El futuro no está fijado de forma irremediable en las logias masónicas; se puede reorientar el dinamismo del cambio hacia una Nueva Civilización del Amor.
El horror no tiene la última palabra; pues, todo está bajo la Providencia Divina, y quiere preservarnos del caos.
Como humildes servidores del Querer Divino, podemos ir hilvanando la realización del Triunfo del Inmaculado Corazón de la Reina del Fiat Supremo; aun cuando nosotros no conozcamos el día y la hora, fijados por Dios, en que haya Nuevos Cielos y Nueva Tierra.
COMUNICADO:
Invito a rezar el Cenáculo de Oración, rogando el don de un Nuevo Pentecostés, para que el Dedo de Dios disipe el Humo de Satanás y alumbre la Nueva Civilización del Amor.
Además, a tenor de la plegaria obsequiada en Ámsterdam, en 1951, la que la misma Reina elevada al Cielo denomina su oración, una oración grande e importante ante Dios, pues por medio de ella la Hora de las Tinieblas será transfigurada en una Era de Paz, es congruente e imperioso rezarla al finalizar el Cenáculo de Oración:
‘Señor Jesucristo, Hijo del Padre, manda ahora tu Espíritu sobre la tierra. Haz que el Espíritu Santo habite en el corazón de todos los pueblos, para que sean preservados de la corrupción, de las calamidades y de la guerra. Que la Señora de Todos los Pueblos, la Santísima Virgen María, sea nuestra Abogada. Amén’.
Descarga aquí el Cenáculo de Oración en PDF
Cenáculo online:
CENÁCULO DE ORACIÓN
Reinado de los Tres Sagrados Corazones de Jesús, María y José 